Un informe a Mariano Rajoy de la VI Brigada d’Informació
trastoca el pacte d’Artur Mas amb ERC.
‘INFORME ASSEMBLEA’ atura el 9-N i determina el 18 de
Brumari d’Artur Mas.
L’ANC es transformarà en Convergència de la mà de
Carme Forcadell al servei d’Artur Mas.
[16/10/2014]
Diversos factors apunten a unes properes eleccions
autonòmiques catalanes on ERC i la CUP quedarien arraconades pel triomf d’Artur
Mas de la mà de Carme Forcadell i els sectors infiltrats per l’imperialisme
occidental dins l’Assemblea Nacional Catalana (ANC). Dins la campanya ‘Ara és
l'hora’ hi haurà l'acte central de la campanya el pròxim diumenge, 19
d'octubre, a la plaça Catalunya de Barcelona, i serà en aquest acte en el qual
intervindran les presidentes de l'ANC i d'Òmnium Cultural, Carme Forcadell i
Muriel Casals, respectivament. Allà, els organitzadors d'"Ara és
l'hora" expressaran la transformació de l’ANC en formació política que
presentarà el proper mes de març una candidatura a la presidència de la
Generalitat de Catalunya encapçalada pel mateix Artur Mas. El 18 de Brumari d’Artur
Mas, que subsisteix la consulta de la Generalitat del 9-N, serà una enquesta
electoral de cara a la maquinació burgesa per les eleccions autonòmiques
avançades el mes de març proper.
El temor burgès a l’alliberament nacional català en el
marc de la revolució socialista que es desprenia d’un informe a Mariano Rajoy
de la VI Brigada d’Informació va trastocar el pacte d’Artur Mas amb ERC. És a
dir, el denominat ‘INFORME ASSEMBLEA’ atura el 9-N i determina el 18 de Brumari
d’Artur Mas.
Finalment, la burgesia nacional catalana i la cúpula
de Convergència, a l’entorn d’Artur Mas i les seves cortesanes polítiques
Forcadell i Casals, van analitzar la certesa de la seva incapacitat d’aturar
les masses explotades i oprimides del Principat de Catalunya en el cas d’un xoc
de trens del Govern de la Generalitat i l’aparell repressiu de l’Estat
capitalista espanyol el 9 de novembre, cosa que fa que Artur Mas transformi una
consulta oficial en una ficció populista i electoralista que Karl Marx en diria
18 de Brumari.
Però, el socialisme revolucionari català d’alliberament
global, a nivell nacional i social al mateix temps, no quedarà esclafat per un
18 de Brumari en qualsevol forma o engany: la independència nacional serà obra
de la classe obrera i les capes populars, sense interclassisme al servei de la
burgesia nacional catalana i els nous aparells polítics de domi de masses, com
ara l’ANC. La independència serà socialista o no serà.
Podeu llegir a títol de document l’article de la
revista ‘TIEMPO’ (núm. 1.668), que signa Antonio Fernández, publicat el passat 3
d’octubre. Que cada companya i company en tregui el seu propi anàlisi polític.
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Miedo a la kale borroka catalana
Radicales independentistas planean acciones violentas
Grupos anarquistas y antisistema aprovecharían las
algaradas
Los servicios secretos manejan una lista de activistas
a los que controlan
TIEMPO núm.1.668 [03-09/10/2014] (páginas 16-21)
ANTONIO FERNÁNDEZ
La posibilidad de que las movilizaciones a favor del
referéndum acaben en altercados callejeros en Cataluña cobra fuerza. Un informe
confidencial pone nombres y apellidos.
¿Cómo gestionarán los independentistas catalanes la
frustración de los ciudadanos si, finalmente, no se realiza el prometido
referéndum del 9 de noviembre? Esta pregunta corre de boca en boca entre las filas de los
opositores a la consulta, pero también se la hacen dentro de las filas de Convergencia
y ERC. El Gobierno central ya se ha puesto la venda antes de la herida y tiene
sobre la mesa informes confidenciales que desmenuzan la composición de los
principales movimientos sociales catalanes para prever cualquier reacción ante
la suspensión del referéndum: ha detectado un núcleo duro en la Asamblea
Nacional Catalana (ANC) al que vigila de cerca, aunque hasta ahora todas las
movilizaciones convocadas por esta organización han sido pacíficas y se han
desarrollado sin ningún tipo de altercado.
Nadie pone en duda que gestionar la frustración
popular no será fácil, especialmente cuando desde algunos partidos políticos y
desde el propio Gobierno autonómico se ha insistido tanto en que habría
referéndum porque sería legal. En realidad, todos sabían que este tema acabaría
en la situación en que está ahora. No hacía falta ser adivino, era el
desarrollo lógico de los acontecimientos, pero desde las organizaciones
partidarias de la independencia se dio la orden de evitar caer en el
“derrotismo”. Luego, en privado, todos los dirigentes reconocían que, con la
ley en la mano, el referéndum no se podría hacer.
A nadie se le escapa, sin embargo, que hay un sector
radical que no acepta de buen grado la decisión del Tribunal Constitucional de
suspender la validez de la ley de consultas que Artur Mas aprobó el pasado 19
de septiembre ni el decreto de convocatoria del referéndum. Es un sector
pequeño y muy localizado entre los miembros de la Asamblea Nacional Catalana
(ANC), la principal organización cívica que apoya el proceso independentista y
la organizadora de las grandes movilizaciones desde el año 2012.
Los segmentos más radicales del independentismo han
llegado a sopesar el fomento de la kale borroka en las calles catalanas. Y,
como medida alternativa, la declaración unilateral de independencia, aunque
para esto último se considere que “es preciso que los ciudadanos se movilicen
en la calle”.
Los documentos internos de estos sectores son
explícitos: ante la imposibilidad de celebrar legalmente el referéndum y con
una Generalitat neutralizada, los independentistas tienen claro el camino a
seguir: “Hacernos presentes el día 9 de forma masiva y pacífica en los colegios
electorales y exigir poder ejercer el derecho de voto y no movernos hasta
poderlo ejercer”. Si esta medida no es efectiva, el siguiente paso sería
“concentrarse y ocupar determinados puntos estratégicos en toda Cataluña, en
especial ante el Palau de la Generalitat y el Parlamento catalán de forma
pacífica, multitudinaria y de carácter indefinido hasta conseguir el objetivo
de ejercer el derecho de voto y tener garantías respecto al resultado”.
También prevén una “acción de reivindicación masiva,
pacífica, de carácter indefinido que combine movilizaciones y ocupaciones y
afecte a todos los centros neurálgicos administrativos, productivos,
transporte, comunicaciones, enseñanza, energía, servicios públicos, etcétera,
exigiendo el derecho a votar el 9-N”.
Movilización creciente
Los independentistas proponen, asimismo, organizar
“una paralización intermitente en algunos sectores e indefinida en otros de
manera ‘espontáneamente progresiva’: comenzar por el cierre indefinido de
universidades e institutos y posteriormente de algunos centros productivos,
algunas áreas de funcionariado, etcétera, de manera que vaya in crescendo la
participación en el paro indefinido y las adhesiones a la medida. Al mismo
tiempo, hacer paros generales intermitentes, con la paralización de todas las
actividades –con excepción de las de emergencia– y con las calles vacías y los
comercios cerrados, de duración variable y siguiendo las consignas que se irán
dando, y con concentraciones masivas reivindicativas (dentro de los paros) en
horas y lugares predeterminados”. Finalmente, “una vez constatado que no es
posible ejercer el voto por incumplimiento de los compromisos por parte del
Gobierno catalán, será preciso pedir su dimisión, provocar su caída y optar por
la constitución de un Gobierno de concentración transitorio de emergencia con
la única finalidad de permitir votar al pueblo de Cataluña y respetar los
resultados obtenidos”.
Si el Gobierno autonómico llega a ser intervenido por
el Gobierno central, además, los radicales llevarán a cabo “acciones de
reivindicación ante el Gobierno catalán y de insumisión e insubordinación
frente al Estado español” y organizarán “Comités de Acción por el Referéndum”.
Paralelamente, no se descarta “organizar acampadas indefinidas ante organismos
internacionales con personas de renombre en cada lugar que nos hagan de
portavoz” y la solicitud de la presencia “de observadores internacionales y de
los derechos humanos”.
Rechazo de la violencia
¿Cómo se ejercitarán estas movilizaciones? En algunos
círculos se teme que este sector pueda llegar a provocar altercados. Pero tanto
desde los partidos políticos como desde la Asamblea se desmiente esta
posibilidad. “Los alborotadores son solo una pequeñísima parte de los
independentistas y nadie les seguirá en una estrategia de tensión”, señala a
Tiempo una fuente interna de la ANC. Un dirigente de Esquerra Republicana
también apunta en la misma dirección y, además, añade: “Nosotros somos los
últimos interesados en que se produzcan altercados, porque eso desacreditaría
todo el proceso. Especialmente en el contexto internacional, se nos cerrarían
todas las puertas”.
Desde CiU, se insiste en que “este es un proceso
radicalmente popular, pacífico y democrático y descartamos cualquier atisbo de
violencia. No hay más que ver lo impecables que fueron todas las movilizaciones
que se han realizado hasta ahora. El 11 de septiembre, con casi dos millones de
personas en la calle, no se produjo ni un solo incidente. No permitiremos que
un puñado de descerebrados pueda echar a perder todo el proceso”, indica un
alto cargo convergente. Ese control, además, no viene solo de las
organizaciones partidarias de que el proceso se haga plácidamente, sino también
por parte de la policía autonómica -los Mossos d’Esquadra-, que vigila de cerca
para evitar que se produzcan alborotos.
Miquel Sellarès, uno de los impulsores de la ANC,
afirma rotundo que “no es previsible ningún brote de violencia. Es más: el
primero que utilice la violencia ha perdido”. Sellarès añade que “en estos
momentos, el liderazgo de Carme Forcadell en la Asamblea es indiscutible. Lo ha
hecho bien y se lo ha trabajado mucho. Y ha llevado una estrategia pacífica y
ejemplar que no va a ser empañada por nadie”.
En el caso de Barcelona, además, hay un problema
añadido: existe un importante colectivo anarquista y antisistema que podría
sumarse al movimiento independentista, que sería más incontrolable. No hay más
que ver los altercados de revueltas callejeras que han tenido lugar en la
capital catalana los últimos años y que duraron semanas. Este sector, sin
embargo, está muy controlado por la Coordinadora d’Unitat Popular (CUP), el
partido que tiene tres diputados y que apoya el proceso unitario junto a CiU,
ERC e ICV. Aun así, no se descarta que un núcleo duro de los okupas -que ya
consideran a los tres diputados de la CUP traidores y vendidos al sistema-
pudiera involucrarse en el proceso y enturbiarlo.
Un informe confidencial
Desde Madrid, sin embargo, la posibilidad de lucha
callejera o kale borroka se ve muy factible. El Gobierno de Mariano Rajoy
dispone de un dossier titulado Informe Asamblea, en el que se desmenuza esta
organización, considerada clave en el proceso independentista.
Este informe, al que ha tenido acceso Tiempo y que
está catalogado como confidencial, detalla que la ANC se creó el 30 de abril de
2011 contando su núcleo dirigente inicial “con unas 30 personas, cuyo objetivo
es separar a Cataluña del resto de España”. El dossier relata también que CiU
ayudó a la organización desde el primer momento poniendo a su disposición
“cadenas de televisión, emisoras de radio, diarios, organizaciones,
fundaciones, asociaciones deportivas, lúdicas, culturales, musicales y empresas
públicas”.
A principios del mes de marzo de 2012, según el informe,
los dirigentes de la ANC se entrevistaron con el portavoz del Gobierno catalán
y consejero de Presidencia, Francesc Homs, y este “se compromete a participar”
en los preparativos de la que sería la primera gran macro manifestación del 11
de septiembre, la Diada Nacional de Cataluña, que fue un clamoroso éxito.
“La ANC exige a la Generalitat el control absoluto de
los medios de comunicación que dependen de las subvenciones públicas”, añade el
documento. Y, al mismo tiempo, exige a CiU “que fuerce a sus concejales y
alcaldes a sumarse a la manifestación, ya que no todos ellos son partidarios de
manifestarse bajo lemas claramente separatistas”.
El informe subraya literalmente que “fruto de la
investigación de diversas fuentes abiertas, se ha podido saber que algunos de
los miembros de la ANC -los ‘verdaderos dirigentes’- esconden sus nombres y
‘pasado’ y no han sido dados a conocer a la opinión pública”. Y continúa:
“Entre ellos, hay alcaldes de CiU y políticos de Esquerra Republicana. Pero lo
preocupante es que también se encuentran separatistas radicales y varios destacados
miembros que han pertenecido a banda armada”.
El núcleo duro
A continuación, hace una breve sinopsis del núcleo que
considera más radical, esbozando algunos antecedentes. Comienza por Carles
Castellanos, exmilitante de Terra Lliure “que estuvo detenido en múltiples
ocasiones”, condenado por terrorismo, “notorio propagandista de la organización
terrorista ETA y su entorno. Fundador del PSAN [Partit Socialista
d’Alliberament Nacional], MDT [Moviment de Defensa de la Terra] y que paga
actualmente cuota en la CUP”. Carles Benítez es otro de los dirigentes de ese
núcleo preocupante. “Detenido por haber sido uno de los máximos dirigentes de
la organización terrorista Terra Lliure, pasó por el MDT y ahora milita en la
CUP”. El tercero de la lista es Josep Maria Terricabras, actual eurodiputado de
ERC. El informe lo define como “activista antifascista y contra cualquier cosa
que tenga la mínima connotación española. Recibe un trato muy favorable de los
medios informativos catalanes”.
En la lista aparecen también Ignasi Argemí, más
conocido como Aureli Argemí, “antiguo sacerdote pro etarra, fundador del Ciemen
[Centre Internacional Escarré per a les Minories Ètniques i les Nacions]
(entidad subvencionada)” y las hermanas Eva y Blanca Serra. De la primera señala
solo que fue “detenida en multitud de ocasiones por delitos de terrorismo”. De
la segunda, que fue acusada de “colaborar con ETA en julio de 1980 y de
pertenecer a Terra Lliure”.
Dos nombres más completan el núcleo duro de la
independencia: el cantante Francesc Ribera, Titot (“que en sus conciertos solía
homenajear a los presos de Terra Lliure y de ETA”) y Josep Planas, detenido por
la Guardia Civil en 1992 por “un delito de terrorismo”.
El informe concluye que “la ANC es un verdadero
entramado perfectamente diseñado para llegar a todos los rincones de Cataluña
con solo un objetivo: crear un enorme tejido social que abogue por la
independencia. Bajo la apariencia de una organización privada dirigida por
personas intachables, nos encontramos con dirigentes en la sombra con un pasado
simpatizante o relacionado directa o indirectamente con bandas armadas como
Terra Lliure y ETA. Todo ello, subvencionado desde la Generalitat de Cataluña”.
Y zanja: “La Asamblea, al final, actúa como el ‘brazo ejecutor’ de las
consignas soberanistas por medio de una red de personas, campañas y
asociaciones que siembran día a día la semilla independentista”.
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